Los gobiernos locales son entidades territoriales cuyos representantes políticos rinden cuentas a sus ciudadanos y deben garantizar la prestación de servicios públicos como la educación, la salud y la vivienda. Su papel esencial en la protección de los derechos humanos es indiscutible. En nuestras sociedades, marcadas por la desigualdad, la discriminación, la dificultad para encontrar vivienda asequible y la falta de acceso a servicios adecuados de salud y educación, los derechos humanos tienen efectos a nivel local.
Dado que los gobiernos locales están estrechamente vinculados a sus electores, desempeñan un papel fundamental en la realización de los derechos humanos. Por ello, los gobiernos locales y sus representantes deben estar a la vanguardia de la defensa y promoción de los derechos humanos. Debido a la proximidad entre los funcionarios electos y sus electores, los niveles local y regional son los más indicados para analizar la situación del respeto a los derechos humanos, identificar los problemas que surgen e implementar soluciones eficaces para resolverlos. Es en el terreno, en las regiones, ciudades y barrios, lo más cerca posible de la vida cotidiana, donde los derechos humanos deben cobrar vida.
Las responsabilidades de los gobiernos locales y regionales son cada vez más diversas y complejas. Estas autoridades toman decisiones individuales y generales, en particular en materia de educación, vivienda, salud, medio ambiente y aplicación de la ley, que repercuten directa o indirectamente en los derechos humanos y pueden afectar su disfrute por parte de las personas.
Las responsabilidades de los dirigentes políticos y de los funcionarios públicos de los gobiernos locales son:
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Respetar (abstenerse de cualquier violación de los derechos humanos individuales),
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Proteger (proteger los derechos humanos contra violaciones por parte de otros),
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Implementar (establecer y/o mantener sistemas para hacer cumplir los derechos humanos),
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Promover (fomentar la comprensión y el respeto de los derechos humanos).
En Estrasburgo, hemos optado por utilizar el presupuesto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para transformar con legitimidad.
Desde 2020, se ha vuelto esencial convertir el presupuesto en la palanca principal de una transformación orientada a la sostenibilidad, y los ODS adoptados por la ONU en 2015 nos han proporcionado el marco. El presupuesto de una administración pública francesa se basa en un marco contable relativamente rígido. Está constantemente sujeto a incertidumbres fiscales, cambios en las asignaciones, crisis socioeconómicas y, por naturaleza, siempre es insuficiente. Sin embargo, dados los desafíos (climáticos, sociales y democráticos) que enfrentamos, es necesario no solo hacer que la acción pública sea más comprensible para todos (agentes y ciudadanos), sino también aumentar la capacidad de impacto y acción. Los ODS se han convertido en un marco extremadamente potente para la transformación por tres razones:
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Suponen un cambio de valores, se basan en los derechos humanos, expresan la voluntad de satisfacer las necesidades humanas (hambre, pobreza, salud, educación, agua, empleo, etc.), destacan la necesidad de prestar atención a los más vulnerables y han introducido la noción de gobernanza de los bienes comunes.
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Son a la vez "universales" y "territorializados", lo que permite por una parte su libre apropiación pero también revela por otra parte la alineación esencial de acciones entre las diferentes escalas.
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Se construyen de manera sistémica, lo que permite comprender la complejidad de las interacciones (en contradicción, en sinergia o por apalancamiento) y, si bien definen una dirección, el camino depende de la decisión de cada uno, con sus necesarios compromisos e incluso renuncias.
Nuestro enfoque de "Presupuesto ODS" se ha desarrollado a lo largo de varias ediciones y podemos distinguir tres componentes: un mapeo de políticas públicas específicas del territorio, una metodología de aplicación al presupuesto anual (de inversión y operativo) y un proceso de asistencia a la dirección departamental, actualmente en fase de prueba. Este enfoque se enmarca en la clara voluntad de proporcionar al ejecutivo local un instrumento de gobernanza transformadora.
Así, el mapa del Presupuesto de los ODS se presenta durante la votación del Presupuesto Provisional, en paralelo con el Informe de Desarrollo Sostenible. Permite presentar las prioridades financieras anuales en relación con los objetivos generales, de forma clara y analítica, a toda la ciudadanía, lo cual supone un avance. Sin embargo, dado el interés generado por este trabajo, en particular por parte de los responsables administrativos y financieros, que lo vieron como una herramienta para dar sentido a sus acciones, y debido a las nuevas restricciones presupuestarias derivadas de la crisis energética, se decidió profundizar en su capacidad transformadora de forma operativa.
Por ello, el tercer componente, actualmente en fase de prueba, consiste en apoyar a los departamentos, que constituyen la unidad central de construcción del presupuesto, para gestionar mejor su acción.
Inicialmente, el mapeo debería permitir una mejor comprensión de las sinergias y contradicciones en juego, para así ofrecer respuestas. Se podrán enviar recomendaciones a los departamentos, que deberán tenerse en cuenta para el año siguiente. En segundo lugar, se aplicarán otros dos filtros a la matriz inicial de los ODS: uno relacionado con el clima, la evaluación del carbono, y otro social, la evaluación con perspectiva de género. Ambos permitirán identificar gastos desfavorables y, por lo tanto, fundamentar los debates y las decisiones políticas posteriores.
En un momento en que los desafíos globales nos movilizan a todos, los gobiernos locales están llamados a llevar a cabo transformaciones con recursos financieros limitados. Esta restricción financiera y la urgencia a menudo las obligan a optimizar el presupuesto o a renunciar al gasto, a veces con el riesgo de generar cierto descontento social. Por lo tanto, se hace cada vez más necesario respaldar decisiones con verdadera legitimidad, ya sea que provengan de una situación científicamente establecida (cuantificada) o socialmente aceptada (debatida). Esta restricción también exige un trabajo real para alinear acciones, entre escalas, y, por lo tanto, invita a la apertura de espacios esenciales para el diálogo político para, en este mundo interdependiente, trabajar colectivamente en la misma dirección.
En Estrasburgo, nuestros tres pilares de acción municipal para el mandato 2020-2026 son: la transformación ecológica, social y democrática. Utilizamos un presupuesto de los ODS para legitimar la transformación de nuestras comunidades. A nivel internacional, nuestras alianzas se eligen para fortalecer el papel de los gobiernos locales a la hora de abordar los desafíos globales y alcanzar los ODS.
Nuestra motivación para unirnos a esta campaña es fortalecer Estrasburgo como capital europea de los derechos humanos (somos la ciudad anfitriona del Tribunal Europeo de Derechos Humanos) y una ciudad acogedora.
Desde hace casi dos años, el alcalde de Estrasburgo es co-presidente de ANVITA, una red de autoridades locales y cargos electos franceses comprometidos con la acogida incondicional de todas las personas, independientemente de su estatus, origen o nacionalidad. Los valores que defiende la ciudad de Estrasburgo a nivel internacional se basan, por lo tanto, no solo en políticas locales proactivas específicas del municipio, sino también en las compartidas por más de 70 autoridades locales en Francia. La red ANVITA ofrece un foro para la solidaridad en Francia, pero también a nivel internacional, permitiendo defender políticamente la existencia de otro discurso sobre la migración, pero también que otra gobernanza es posible y ya se implementa a nivel local. Con la fuerza de esta red, el alcalde de Estrasburgo desea compartir todas estas experiencias locales y amplificar la voz de los cargos electos locales que trabajan día a día para mejorar el acceso de las personas a los derechos, reconociendo su derecho a la movilidad y el derecho a la ciudad.
Estrasburgo, ciudad acogedora, se compromete incansablemente a promover la acogida digna de las personas exiliadas, en particular a través de la red ANVITA (co-presidida por el alcalde). La comunidad está firmemente comprometida con la protección y el apoyo a las personas en situación de vulnerabilidad, que a menudo presentan factores de riesgo socio-sanitarios.
Esta incidencia se traduce en acciones concretas en su territorio a través de:
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Acción local diaria: apoyo a trabajadores sociales, actividades de extensión, ayuda alimentaria, facilitación de la escolarización, alivio de las terribles condiciones de las personas sin hogar brindándoles acceso a agua, baños, etc.
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Gestión de crisis: movilización en unos días para la apertura de un centro de pre acogida para desplazados de Ucrania, apertura de un gimnasio de 100 plazas para acoger a personas vulnerables en un contexto de inacción del Estado ante el aumento de la pobreza extrema y acciones legales contra el Estado por inacción (Estrasburgo atacará al Estado por su "fracaso" a la hora de dar refugio a las personas que viven en la calle, lemonde.fr))
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Una visión a largo plazo con proyectos sociales innovadores: promoviendo viviendas de relleno y planificación urbana de transición (utilizando lugares temporalmente vacantes para satisfacer necesidades sociales), experimentando con T’Rêve (un centro de respiro y cuidado diurno) promoviendo el acceso a los derechos para personas vulnerables y el compromiso cívico y comunitario.